Por qué un grupo de autoayuda para dolientes como lo es el Grupo Suyai?
El duelo, igual que la muerte, es una parte inevitable de la vida, influye en nuestras vidas y es la capacidad de saber y/o aprender cómo vivir con una pérdida, no debe ser erradicado y generalmente no necesita tratamiento profesional ni de psiquiatra ni de psicólogo. El 90% de los dolientes logran vivir un duelo sano y se recuperan dentro de un tiempo de 1 a 3 años. Pero hay circunstancias que pueden dificultar la elaboración de un duelo sano. Estas circunstancias pueden ser múltiples y son sobretodo individuales.
Lo que se quiere lograr dentro de un grupo de autoayuda es formar una comunidad donde cada uno pueda vivir y expresar su duelo, donde el duelo es aceptado en todas sus formas, intensidades y emociones. Donde los dolientes se pueden sentir contenidos, escuchados, aceptados y libres de expresarse.
Los dolientes muchas veces son aislados de su círculo social y eso a la vez lleva que ellos también se aíslen. Los dolientes muchas veces dicen que no tienen a nadie quien los entienda, quien los aguante en su dolor y duelo y si hay alguien, entonces este generalmente no escucha, sino relata sus propias experiencias con el duelo y afirma que hay que seguir adelante, que la vida es linda, que hay otros hijos que necesitan que uno esté bien, etc., etc.
Eso lleva al doliente al autoaislamiento.
Ese aislamiento es parte del duelo, es parte de una orientación después de la pérdida.. Los dolientes al comienzo necesitan un tiempo para desarrollar una conexión interna con la persona que ha fallecido, para así encontrar con el tiempo las fuerzas y las ganas de abrirse nuevamente a la vida. Sin embargo, puede ocurrir que las personas en duelo no logran abrirse a la vida porque se quedan demasiado conectadas y dependientes de la persona fallecida. En algunos casos eso puede llevar a un duelo complicado que necesita apoyo y ayuda.
Abrirse nuevamente a la vida es muy difícil, ya que muchos de los dolientes ya no o desean abrirse a nuevas experiencias.
Duelo y muerte en nuestra sociedad son un problema, ya que muchas veces ambos son vistos como un fracaso personal, debilidad y falta de madurez para tratar situaciones de crisis. Muchas veces los dolientes sienten una baja de autoestima relevante, porque son clasificados como no ser capaces de seguir adelante en su vida de la forma correcta.
Algunos dolientes quedan petrificados frente a esas acusaciones y eligen como protección el retiro. Algunos vuelven después de un tiempo de retiro a la luz de la vida y tratan de iniciar una vida adecuada a las nuevas circunstancias, otros vuelven y tratan de seguir como siempre, aparentando que nada ha sucedido. Sin embargo, el retiro puede significar un grito de ayuda.
Lo que los dolientes sobretodo necesitan es: respeto, contención, aprobación y estímulos.
El sentido de un grupo de autoayuda no es la aceleración del proceso de duelo, tampoco es hacer desaparecer los síntomas de su pena. Solamente se trata de compartir el dolor y la pena y poder sentir una contención en la sociedad y el mundo que nos rodea, solo través de este espacio donde el doliente se puede sentir en confianza.
El doliente dentro de un grupo de pares no necesita explicar porque él siente pena, no necesita probar la intensidad del dolor, no necesita pedir perdón por su debilidad. Solo necesita la aprobación de los demás, que tiene derecho de sentir lo que siente, que no necesita acelerar su proceso y que es aceptado tal y como es.
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