Tìtulo original: Dans ma peau
Director: Marina de Van
Año: 2002
País: Francia
Duración: 93 min.
Mayores de 18
Argumento: A partir de un accidente doméstico, Esther, una exitosa
ejecutiva, descubre una anormalidad propia: la fascinación por su propia
carne.
Sin ningún temblor o vacilación, De Van nos va
mostrando la descomposición existencial y psicológica de Esther,
infringida por ella misma. La autofagia es escenificada sin remilgos y
puede resultar chocante para algunos estómagos, pero los que ya estamos
acostumbrados a estas lides, estaremos más que complacidos -sin morbo
alguno- no solamente por la mostración de sangre sino por la carga
psicológica que completa cada sesión de autodestrucción, y eso sí que
resulta pavoroso, inexplicable, conmovedor. Se hace evidente que tras
toda normalidad existe todo un mundo de matices, perversiones,
parafilias de las cuales somos prisioneros y que manifestamos sólo
cuando estamos con nosotros mismos. Ser honestos nos avergüenza, nos
humaniza, nos hace correr el peligro de ser juzgados.
El eje
principal del filme es la estupefacción ante el espectáculo de un ser
humano que se autodestruye y siente placer al mismo tiempo, que
paulatinamente abandona todo por su imposibilidad de controlar los
deseos de sí misma. La escena en el restaurante es notable ya que
acompañamos a Esther en su escape de la realidad y perspectiva, y en su
apetito voraz por despellejarse. El filme tiene una duración adecuada y
nos deja con esa sensación de haber sido testigos de algo insólito pero
también con cierta cuota de complicidad, porque todos guardamos
secretos, y porque sólo nosotros sabemos lo que en realidad nos gusta o
causa placer.
-Pablo Gachet
Espacio Cultural Racción Binario (Lautaro 337 Concepción)
*Entrada liberada
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