Ya se ha transformado en una linda tradición que la Cofradía de Teatro y Música Medieval Calenda Maia, inicie sus celebraciones de aniversario en Sala Máster, bajo el alero del programa El Zócalo Nacional.
Como siempre la casa se llenará de sonidos, colores, danzas y por sobre todo, amistad fraterna entre los parroquianos que se den cita esta noche.
Este año se celebran los 31 años de esta agrupación, que en el año 1988, Italo Fuentes y Jorge Matamala fundaran, donde su primer concierto lo realizaron en el Colegio Teresiana de Ossó.
Calenda Maia significa el primer día del mes de mayo, considerado como el día de la consagración de la primavera, día del amor relacionado con el florecer y renacer. Es la época en que la vida vence a la muerte, la luz gana a la oscuridad.
También es el título de una estampida medieval compuesta por Raimbaut de Vaqueiras, trovador provenzal.
El conjunto Calenda Maia, Música y Teatro Medieval nace precisamente en el mes de mayo de 1988.
Desde entonces nos dedicamos a estudiar, investigar y difundir la música, el teatro y la cultura medieval. Para aquello nos basamos en fuentes directas, como la organología, iconografía y estudios relacionados con el vestuario, los objetos, gestos, poesía y textos medievales.
En mayo de 1994 formamos la Cofradía que significó un compromiso más intenso como comunidad y, recordando un espíritu medieval, nacieron nuestros personajes mediante una búsqueda interna y celebramos nuestros bautizos. Abrimos caminos a la formación de distintos oficios como carpintería y lutería, sastrería, batanería, y se iniciaron los talleres de investigación histórica iconográfica y literario-musical.
En nuestra vida itinerante el conjunto cuenta con más de 1000 presentaciones en tierras nacionales desde Arica hasta Punta Arenas, Tierra del Fuego, incluyendo Isla de Pascua, como también en giras musicales a Italia, Alemania, Francia, España, EE.UU. y Argentina.
Hemos pisado escenarios como el Carnegie Hall, Teatros Municipales, Colegios y Universidades, nos emocionamos estando con el Papa Juan Pablo II, cantamos con él, el canto Regina Coeli, recorrimos calles y plazas de Venecia, Asís, Carcasonne, Corvey fascinándonos con su arquitectura y espíritu de olor a medioevo, tocamos en cárceles, bóvedas, campiñas y bosques, participamos en fiestas, matrimonios y eventos, nos reímos con niños de todo el mundo viendo sus miradas expectantes, acogimos un grupo de niños refugiados de Bosnia en un concierto muy especial, rezamos en Santiago de Compostela, escuchamos las campanas de la Plaza San Marco en Venecia, compartimos y festejamos con el pueblo de Asís... en fin, tenemos los pies empolvados, pero el camino es largo y curvado, lleno de búsquedas y encuentros.
... no se trata de un viaje de retorno, no se trata de una nostalgia por lo transitado. Se trata de una re-originación, de una re-creación de mundos posibles olvidados.
Se trata de traer, a nosotros, esos presentes abiertos, para ser oídos e imaginados actualmente. Ahí esta nuestra medievalidad: deseo de viaje, de rito y de fiesta.